domingo, 2 de noviembre de 2008

Plagio III: La amoladora no va sobre el balancín

Plagio

a lo primero é así: ase tornillo, la salamandra tacá en el rincón,
gastando osígeno y carburo, y mi empanada de carne
dispué é asá: tengo la do patas sobre el cabayete
aprietando lo talone y siento la nasta suviendo en baos
é siempre así cuando digo que lo salame ponemo siempre,
el tiner en cuanquié lao, lo dejamo en cualquié estante
ya no somo lo mismo piola cuando ponemo la lata en ningún lao,
me da cagaso pintá puertas quempiezam cada ve en un boyo distinto,
porque parece que fueran de otro auto,
pero son deste,
son enduidos que no tienen ton ni son, ahora chamuyo que ponemo
el tiner y la lijas en cualquié lao, y lo perdemo, esiguá como cuando ponemo
la amoladora sobre el balancín, no va aí, va cá
o sea, como cuando me rifregaba lo nudillo denfrente a la yama,
estoy bajoneao y no me va,
¿porque le vuá decí al cliente “lindo coló” cuando stá pal culo?,
tengo la radio clavada en el rotativo del aire,
y tengo el cuiqui que algo como destar siempre en la fosa má onda del taller,
a lo mejó se oiga masomeno como mi jeta contra el sulejo,
dejando un redondo de grasa, y denmedio ponga el primé número de presupueto,
que le buá cobrá todo lo número, que no é iguá a lo que le buá cobrá al comesario;
ma bien ques otro. pintao pa que no se apiole de la masilla que tapa la letras de tasi afanao.
a la tarde é así: tengo al otario bizco mirándose a él mismo por el espejito diciendo que
otubre e un lindo mé para salí de afano por la oriya del riachuelo,
que ole así porque baja la podrida de la curtiembres, la quimiscas y lo matadero,
ma a la maniana é así: soy un traganasta, la quiero despintá y pintá lunga,
pa que no se ponga cabrero, pa que saque, ponga lo billete, me putee un poco,
ponga otro morlaco, y me ponga cara de orto, que no le gustó,
siempre el mismo verso
masí: sólo tengo do manos, y una que ya no é mano, rajada de tanta pulida,
y otra vuelta: no quiero tené quesplicarle que la puerta quedó joya,
poqué la chapa tiene un buraco reyeno con el cintoplom,
y la chapa siempre va sé así;
y ya me agarró la noche en este piso de grasa vieja,
y el tornillo me ase acordá a mi gorda dandome el sanguche o perándome con sopa,
y si cae elada me cuartea la pintura, ques como el cielo grí deste invierno,
y la gorda ni lo chico saben que me ricuerdo siempre deyos,
y la doña chusma, que pasa por la vedera,
no ve quel ñato se lleva el auto con la piña con una aureola de contorno.



Tema: “Los zapatos no van en el ropero”

primero es así: tengo frío, la estufa está a mi lado
consumiéndose el oxígeno y mi corazón de carne
después es así: tengo los dos pies sobre la silla
apretando los talones y siento la sangre subiendo en coágulos
es siempre así cuando digo que los tontos ponemos siempre
el amor en cualquier lado, lo dejamos en una persona cualquiera,
ya no somos nosotros cuando ponemos el amor en ninguna parte,
me da miedo construir poemas que empiezan cada vez con una letra distinta
porque parece que quisieran decir algo por separado
pero no lo hacen
dicen cosas que no tienen pies ni cabeza, yo ahora hablo de que ponemos
el amor y las comillas en cualquier parte y en ninguna, como cuando ponemos
los zapatos en el ropero: no van ahí, van acá.
quiero decir, como dije hace un momento, que estoy triste y no me curo,
porque siempre decir cualquier cosa es un momento oportuno para la tristeza.
tengo el despertador preparado para la mañana
y tengo un silencio como de estar hace siglos en la cuenca más honda del océano
quizás suene algo que es parecido a mi boca contra el vidrio,
dejando el redondel de vapor, y el centro escriba la letra con que empieza un nombre
que tiene el abecedario entero, que no es el mismo abecedario que lleva este poema
sino que es otro, construido para que ese nombre se la primera letra que
recuerde cuando diga que abecedario es una palabra larga y empieza con
una letra que no es la misma con que empieza este abecedario que empieza con a.
mas tarde es así: tengo un ojo mirándose a si mismo diciendo que octubre
es un mes precioso para hacer el amor en el borde perlado del río que
empieza a bajar turbio porque es deshielo.
mas temprano es así: soy un xilófago, quiero deshacerte y hacerte otra vez,
para que no esa tanto témpano conmigo, para que no seas
un poco de papel y un poco frase, otro poco de papel y otro poco de frase.
es así: tengo dos manos y una que no quiere ser una mano, porque le
teme a la caricia.
es otra vez de nuevo así: quiero que no tener que nombrarte en un poema
sea la tristeza
porque la muerte tiene ese espacio del silencio ya ganado
y mis espacios de duelo tienen la saliva dibujada
y el silencio tiene dos palabras escritas
y la noche es un huerto de sanguinolentas estrellas
y los témpanos tienen tu rostro cuando es de día
y cae la escarcha en los cielos de buenos aires
cuando ni vos ni la gente saben que hablo de vos y de ninguna otra gente
que acaso llevara tu contorno.

María Cristina Cambareri

Publicado en Poesia.com el 22/06/2001

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